domingo, 25 de octubre de 2009

La Generacion y Composicion de los Residuos Peligros en Panama

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Por: Lic. Francisco Rivas

El Convenio de Basilea y las Naciones Unidades definen como residuos peligrosos aquellos que tienen entre otras características, las de explosividad, inflamabilidad, combustión espontánea, reactividad con agua o aire, toxicidad aguda y crónica, infecciosidad, corrosividad, ecotoxicidad, etc. Este tipo de residuos forman pequeñas fracciones en los tres tipos de residuos más comunes (domésticos, hospitalarios/centros de salud y comerciales/industriales).

Sin embargo, al mezclarse terminan contaminando a la totalidad de los residuos generados. Estos últimos, cuando se queman a cielo abierto se convierten en la principal fuente de generación de dioxinas y furanos.

Hemos incorporado dos referencias adicionales: los residuos peligrosos que podrían estarse generando en la Zona Libre de Colón, y los envases de plaguicidas, los cuales terminan quemándose en los vertederos con el resto de los residuos.

Los residuos domésticos peligrosos.

Los residuos peligrosos de origen doméstico constituyen un universo de residuos de características bien conocidas pero que aún no han sido suficientemente estudiados en Panamá.

Un ítem importante de los residuos domésticos peligrosos lo constituye los envases y trapos de productos para el cuidado de la casa y la limpieza, tales como: removedores de óxidos, desinfectantes a base de cloro, limpiadores para horno, insecticidas, venenos para ratas, aerosoles, cosméticos (esmaltes para uñas, quita esmaltes, tinturas de cabello), pinturas y barnices. El porcentaje establecido en el ámbito internacional, de residuos domésticos peligrosos es el 2% del total de los municipales.

No existe información acerca del porcentaje de residuos domésticos peligrosos en Panamá, pues hacen falta estudios sobre su volumen y densidad Un estudio exhaustivo realizado en México, lo estimó en 0.348%. Simplemente como ejercicio, esto significará que en el año 2006 en Panamá se habrían generado 9,3 ton/día, la mitad de ellos en la Provincia de Panamá.

Los residuos peligrosos de los establecimientos de salud.

En la década de los noventa la OPS determinó una generación unitaria por cama: 3,0 kg./cama/día, de los cuales la parte no peligrosa y manejable como residuos sólidos municipales corresponde a 1,5 kg./cama/día (50%), la parte de residuos reciclables: 1.0 kg./cama/día (33%), y la parte de residuos hospitalarios peligrosos: 0,5 kg./cama/día (17%). El estudio realizado por la OPS en Panamá el año 2001, calculó en 12.3/ton/día de residuos procedentes de establecimientos de salud. En ese año la generación de residuos hospitalarios peligrosos debería estimarse en 2 ton/día. En esa oportunidad los hospitales que más generaban este tipo de desechos eran el Complejo Hospitalario Metropolitano de la CSS, Hospital del Niño, Hospital Psiquiátrico, Nacional, Hospital Santo Tomas, Instituto Nacional del Cáncer y el Hospital de la Esperanza. En el año 2007 la generación de residuos hospitalarios peligrosos se estima entre 5/7 ton/ día.

El 50% (cerca de 3 ton/día) de los residuos hospitalarios peligrosos ingresan al Relleno Sanitario de Patacón. Los desechos hospitalarios son recolectados en vehículos que no cuentan con las condiciones mínimas. Una vez llevados al relleno sanitario de Cerro Patacón, son ubicados en una fosa de seguridad donde se les da cobertura inmediata.

En el resto del país los desechos hospitalarios provenientes de los hospitales, clínicas y/o centros de salud, son recolectados por el servicio de aseo municipal, para ser depositados en vertederos a cielo abierto sin ningún tipo de tratamiento. En algunos casos son incinerados en instalaciones precarias para luego llevar las cenizas al vertedero municipal. En los vertederos municipales los residuos hospitalarios peligrosos o los residuos de cenizas de las incineradoras, se queman a cielo abierto mezclados con el resto de los residuos municipales.

Los residuos industriales / comerciales peligrosos.

En el año 2001 la OPS estimó en 238,46/ton/día la generación de residuos industriales y comerciales, mientras que JOBEFRA/SANIPLAN en 1999 la calculó en 269/ton/día. En 2003 el estudio de la JICA determinó que Panamá, San Miguelito y Arraiján generaban 169.7 ton/día. Sin embargo, ninguno de los estudios indica el porcentaje de los residuos que pueden considerarse peligrosos. En todo caso, como estos residuos(los peligrosos o no) se recolectan y disponen de manera mezclada, entonces podemos suponer que las toneladas vertidas en los vertederos tienen algún grado de contaminación en el momento en que se procede realizar las quemas.

En el Área Metropolitana existen no menos de cien empresas, incluyendo los comercios e industrias que los disponen por su propia cuenta, que transportan materiales comerciales/ industriales incluyendo los peligrosos hasta el Relleno Sanitario de Cerro Patacón (aceites, solventes, ácido y álcalis, pintura, tintas, barnices, resinas, plaguicidas orgánicos, lodos y químicos orgánicos, asbestos, y los contenedores contaminados), sin que los transportistas esté capacitados ni cuenten con los equipos para realizar esta actividad en forma segura.

Los residuos peligrosos generados en la Zona Libre de Colón (ZOLICOL).

La Zona Libre de Colón (ZLC) fue creada por medio del Decreto Ley Nº 18 del 17 de junio de 1948, con el propósito de promover inversiones nacionales y extranjeras para la actividad comercial e industrial. La mercadería que entra a la Zona Franca de Colón está libre de cualquier impuesto de aduana. Se encuentra situada en el área portuaria de la entrada atlántica del Canal de Panamá, que a su vez es un punto estratégico para las importaciones y las exportaciones. En 2006 registró importaciones por $USA 6,818.2 millones (aumento de 9.7 % con relación al 2005), mientras que las reexportaciones por $USA 7,666.1 mostraron un incremento de 15.0 % con respecto a 2005 . En 2001 se re-exportaron desde la Zona Libre de 51 toneladas de plaguicidas con un valor FOB de $USA 346 millones .

Para la ZOLICOL : a) “importación” se consideran las entradas desde el mercado exterior y las salidas de la Zona Libre de Colón para consumo local; b) “Exportación” se consideran las exportaciones de productos nacionales hacia la Zona Libre de Colón; y c) . “Reexportación” se considera las salidas de la Zona Libre de Colón. Resumiendo, las mercaderías que ingresan a la Zona Libre son consideradas “exportación” si proceden del país o “importación” si proceden del mercado internacional; mientras que las mercancías que salen de ZOLICOL se consideran importación si se destinan al mercado nacional o reexportación si su destino es el mercado exterior. Por otra parte, la Convención Internacional sobre Estadísticas Económicas aclara también, que todas aquellas mercaderías en tránsito directo no se incluyen en las reexportaciones. Se entiende como comercio en tránsito directo, el paso de toda mercadería por un territorio con fines de transporte únicamente, sin entrar en posesión de los importadores, es decir, que la mercadería en tránsito directo es aquella que ha llegado al país con documentos de embarque para ser remitida nuevamente al exterior.

En el proceso de reexportación y de tránsito directo se pueden generar residuos (además de los ordinarios derivados de las operaciones administrativas) como resultado de dos situaciones: a) que las empresas no retiren las muestras; y b) que las mercancías no cumplan con el registro sanitario, certificado de origen, registro comercial, registro de análisis, entre otros. En ambos casos, los desechos son recolectados y trasladados a la planta de incineración de la empresa Servicios Tecnológicos de Incineración, S.A, o al vertedero de Monte Esperanza.

Existen indicios de que algunos comerciantes en el extranjero podrían estar utilizando procedimientos comerciales para enviar residuos peligrosos a la ZOLICOL: mediante muestras/mercaderías contaminadas que luego no se reclaman; mercaderías obsoletas o próximas al vencimiento, incluso ofreciendo “containers” de variadas mercaderías a precios rebajados, los cuales incluirían un porcentaje de productos peligrosos, entre otros. La Dirección de Operaciones Comerciales que forma parte del Departamento de Merma de Zona Libre de Colón (ZOLICOL), es el encargado de coordinar la eliminación de mercancías obsoletas. La mercancía desechada es consignada en un documento de salida, para luego ser enviada al vertedero o el incinerador.

Las medicinas o sustancias químicas son enviadas a la planta de incineración de la empresa Servicios Tecnológicos de Incineración, los materiales que no pongan en riesgo directo la salud de las personas son enviadas al vertedero Monte Esperanza, previamente se cortan en varias partes antes de enviarse (el trabajo lo debe hacer la empresa dueña del producto) con el objetivo de no permitir que las personas los vuelvan a usar. Existe el riesgo de que plaguicidas COPs y obsoletos puedan ser ingresados al país de contrabando, a pesar de los sistemas de control y vigilancia. La Dirección General de Aduanas, por ejemplo, coordina esfuerzos para endurecer los controles en todo el país, con el objeto de frenar la escala de productos que se comercializan ilegalmente. Dicha Dirección se propone instalar un sistema de Rayos X para la revisión de contenedores procedentes de ZOLICOL, en el puesto de control aduanero conocido como la “Ye” de Chilibre, en el camino entre las ciudades de Colón y Panamá, para evitar el “contrabando hormiga” y otros de mayor envergadura, como drogas y estupefacientes.

Una caracterización física –química de los residuos generados por la ZOLICOL es de la mayor importancia, especialmente si tomamos en cuenta que se trata del más grande generador de residuos del país, individualmente considerado. En 1999 JOBEFRA – SANIPLAN estimó en 56 ton/día la generación de los residuos sólidos de la ZOLICOL, equivalentes al 35% del total generado en la ciudad de Colón.

Los residuos de envases vacíos de plaguicidas.

El Proyecto “Reducción de emisiones de dioxinas y furanos, mediante incineración controlada de envases vacíos de plaguicidas, con triple lavado, en las principales regiones agrícolas de Panamá”, elaborado por COTEPA, ofrece los siguientes datos, sobre el crecimiento de la importación de plaguicidas que se acompaña de la generación de residuos de envases vacíos.

Uno de los cultivos más importantes por la demanda de agroquímicos es la caña de azúcar. Esta es una actividad muy importante en términos sociales por cuanto se estima que para 2004/2005, 181 productores emplearon de forma directa a cerca de 4.393 personas. El cultivo se caracteriza por un círculo vicioso: la ausencia de buenas prácticas de conservación en la producción demanda cada vez más plaguicidas, lo cual tiene como resultado que las tierras se vuelven menos fértiles y con menores rendimientos por hectárea. Es necesario, por lo tanto, aplicar mayor cantidad de fertilizantes y dedicar mayor cantidad de terreno a la agricultura, con las consecuentes repercusiones en el ambiente y la salud de las personas. Adicionalmente, la quema de grandes extensiones de cultivo genera un impacto negativo a la salud de los trabajadores y de habitantes de las comunidades localizadas en un amplio radio de acción, debido a la exposición a las emisiones. Si no ocurren cambios significativos en el proceso productivo, los problemas ambientales relacionados con este cultivo se mantendrán pero en una escala superior, a saber: el uso indiscriminado de plaguicidas, la utilización ineficiente de fertilizantes, emisiones de dioxinas y furanos, degradación del suelo y afectaciones a las aguas superficiales y subterráneas.

El trabajo infantil está presente en las plantaciones azucareras y otros cultivos. De los 48.000 NNAT -entre 5 y 17 años- que laboran en Panamá, el 51.4% se dedica al agro. Aquí se encuentran los cortadores de caña y los recolectores de café, sandías, tomates, melones y ajíes. En los ingenios azucareros su participación es más notoria, ya que se contabilizó a más de 1,000 NNAT que intervienen en el corte de caña. En estas actividades los NNAT no solo manipulan sin ninguna protección los agroquímicos, sino que a veces deben trabajar en condiciones infrahumanas, ya que están expuestos a las inclemencias del tiempo y además a recibir una alimentación inadecuada

Otras de los sectores de alto consumo de agroquímicos son las Tierras Altas de Chiriquí. Estas comprenden una superficie trabajada de 955.40 Km2, con una población de 22,212 habitantes diseminados en los corregimientos de Cerro Punta, Boquete y Renacimiento. Estas tierras son únicas que conjugan el clima templado húmedo de altura, con precipitación promedio anual de 2,029.9 milímetros poseen suelos profundos y fértiles derivados de actividad volcánicas reciente. Estas características han permitido el desarrollo de una agricultura próspera de importancia nacional, basado en el cultivo de hortalizas, papas y café, sin menospreciar otras actividades como las exportaciones lecheras. En Cerro Punta, específicamente, se produce la mayor parte de fresas, moras, lechuga, zanahoria, repollo, papas, brócoli y otras legumbres que son consumidos en el país. Sin embargo, la producción agrícola descansa en la aplicación extensiva de plaguicidas.

A pesar de los esfuerzos realizados por las empresas transnacionales y productores nacionales la plantación bananera continúa provocando importantes afectaciones al medio ambiente y la salud. De la producción provienen como basura miles de toneladas de banano de rechazo, miles de toneladas de bolsas plásticas impregnadas por insecticidas y los envases de los agroquímicos. Muchas veces, se intenta de resolver esta situación mediante de la incineración incontrolada, enterrando los materiales directamente y sin control en el suelo, o depositándolos en los vertederos municipales.

Varios estudios se han realizado sobre la producción piñera y el uso de agroquímicos en las Subcuencas de los ríos Hules – Tinajones y Caño Quebrado, los cuales permiten tener una idea aproximada de la dinámica ambiental de los productos tradicionales. En el cultivo de la piña se realiza con un uso extensivo de plaguicidas, para desinfección de la semilla antes de la siembra o tratamiento de semilla, la fumigación del material vegetativo de propagación, y la fertilización del suelo y de las plantas, fertilizantes foliares en distintas etapas del cultivo.

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